jueves, 27 de octubre de 2011

Fragmentaste mi tatuaje
este loto que estigma mis venas
hacia un atajo de espejos
donde habitan las criaturas
que me hacen soñar
-y era grande el abismo-
mientras buscaba ciega
el rostro primigenio de la inmortalidad.

Transitorio era el tiempo
aquí, en el virgo de la herida
aquella que forjó la plenitud de la adolescencia
más ya, muerta la efimera eternidad
vivo proscrita en la complacencia del cosmos fractal.

Ahora hay una gran brecha ancestral en mi espalda
de la que bebo manantiales de aguamarinas
y soy visionaria, asumo luces, la sombra de tu nombre
y la oscuridad de tus ojos, aquí, frente a la Luna...


...

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