Qué tal tu día...
Tuviste suerte y fluyes
tú no envejeces
y le das sentido a lo que labras...
Eres flexible y rebelde
como un pájaro de agua
con el nido entre las olas
como la bienvenida de ágatas
y las esperas en jardines de piedraluna...

Siempre tenías razón
al invitarme a tu orilla,
yo no tenía la belleza
y tú no tenías pasado ni derrota...
Cuando te miro a los ojos
pierdo la oportunidad de rasgar tu oscuro universo...

Agua, piedra, Tierra
el contrato está sellado
más allá de las estrellas
y de Orión, de las Hespérides
tan lejana como Andrómeda...
Es pasión, es el movimiento
que no consigo dejar de lado
y nunca consigo aprender su conciencia...
No puedo convivir con este abismo
y me siento tercamente jodida
cuando desde lo profundo no puedo
en círculos, olvidar el yugo de lo invisible

no puedo dejar que el aire derrumbe mis sueños
y sólo salen espadas en la tirada del tarot
y sólo veo bosques profundos, un hueco en tu olvido
tu poder insomne cuando tiemblo mientras te sueño...

En lo que escribo

algo se crea

y algo descompongo...

Creo la posibilidad

y se descompone el vacío

La ausencia llega hasta mi ombligo

y se cuela en mis noches insomnes

pero no permito que sangre mis ojos...

Siempre tengo el arcoiris en el bolsillo

por si enviudan las estrellas y no puedo oler su rastro

siempre tengo buganvillas a mis pies

y tengo un tesoro en un libro

por si pierdo la palabra 

por si me buscase la muerte...

Siempre buscamos lo salvaje
indomable sangre de deseo
un lugar secreto e inabarcable
la ceniza del misterio...
Siempre queremos más de eso
de ese somnífero, tibieza de la piel
contra piel templada, un arrullo
el arrollo húmedo de agonías, antojos
y no podemos parar,
deliramos voluntades maniáticas.

Es el amor que no se detiene
que llega y lo calma todo, lo deshiela
y una esperanza abre la boca
como si el Universo hubiera conspirado
y una sed se hubiera saciado.

Así tiemblo, enamorada
como un huracán en mi vientre
lunática y enajenada
como si separarme más de tres metros
me llenara de inseguridades
y no puedo dejar de pensarte
como si hubieras abierto las puertas de la Tierra
y un trastorno sembrara mi cabeza...

Quieta, inmóvil
veo tu sombra llegar
el vértigo me somete
de repente soy incapaz
una ola errante
vuelvo a ser un rumor
la incesante inmoralidad
por secuestrarte
robarte el pensamiento
beberte
coserte las heridas con la caricia...

Me vestiré de caracolas
iré a tu puerta
esperando que no me respondas
rendirme será mi libertad
y quiero seguir en el olvido
en mi refugio de mares inconfesables...

En la memoria del tiempo
te guardo
por siempre te espero
anhelando céfiros de agua
contracorriente
sin preguntas
incapaz, prisionera de las mismas cosas...

Hay fronteras incapaces de volar
al encuentro del fuego
del querer ser y poseer...

Hay un último instante
y no buscas ese barco
esa deriva de oficio maldito.
Ocurre que, pasará algo
y es inaudita su incertidumbre
algo va a suceder
y algo hay, se percibe
y superas la noche y el día...
Qué puerta abres a lo desconocido
encajas el enigma
ingrávido surge el fin...
Todo es maravilloso
a pesar del vacío que me engulle
vacía de percepciones
y sin embargo, invento mundos...

Y fui feliz
en aquella ciudad
en tus calles de papel
te acuerdas, en Tirma
y fui feliz
en aquella orilla
en nuestro sofá
en la tarde gris...

Todo gira ahora
en otra dirección
en ruidos de abogados
en la estalactita de tus ojos...

Vivo encarcelada en lo invisible...

Ando desordenada
como desorientada
como un jardín sin árboles
como las estrellas huidizas
ando como programada
instalando hielo en mi almohada
para no pensarte
para huir de tus abrazos
de la necesidad de tus huesos en mis ojos...

Vendrá la noche a poblarnos
y más desnuda que el vacío
buscaré tu hambre salvaje
y amarrada a tu mimbre, clavada
a tus arrugas que se ofrecen al mar
detendré tu insomnio de noches
donde encarcelas el silencio.

Hoy mi cuerpo lo pueblan pájaros
rompí la jaula y escaparon
hoy soy libre de nadar a mi antojo
entre tus manos y tu indiferencia...

Tengo mis manías
y tú eres mi manía primera.

Déjame vivir asilvestrada en tu pecho
antes de que la muerte nos devuelva al vacío
y déjame ser tu puño cerrado
con el que atar tardes eternas
y cuando ya no quede rastro del ayer
déjame ser la primera piedra de tu casa...

Diré que viví como una loca
loca por respirar tus locuras
mis locuras tan tuyas, tan nuestras
loca por no mirar atrás
por no saber del futuro
loca por pedir perdón
loca como el agua que corre libre
como el páramo que renace sin pedir permiso
como un día sin calendario...

Déjame construir una camisa de fuerza
de rosas y de diciembres
para que no se acabe el mundo
para que tengas un hueco entre mis ojos
y puedas ver todas las ventanas del mundo...

Déjame resucitar el olvido...

No quiero tu limosna

ni que me regales estrellas

ni la oscuridad de tu risa...

Búscame en el desguace de la noche

cuando el silencio es veneno

cuando olvidar se convierte en necesidad

y no puedas atravesar la tormenta de la soledad.

Quizás la noche más oscura 

sea el milagro de volver a enredarnos

y devore la mentira...

Ya no busco ser de acero
ni la amante cansada de esperar
ni la penumbra bajo tu camisa.
Ahora, ya soy de piedra
y me nacen nacientes de agua en las grietas
las cicatrices han germinado en mandrágoras
y no quedan restos de la muerte en mis ojos.
Ahora, camino los abismos y no tengo miedos
no contamino tu riesgo cuando muerdes la tarde
y reniego de andar a tu sombra...
Ahora vengo sin ser ni tu condena ni yo condenada
vengo sin ataduras y sin romper vestiduras ni llantos
vengo desarmada, pero no ciega ni cautiva
traigo un temblor de lluvias y amarantos

vengo como la recién nacida a tu encuentro
como aquella primera vez...

Tengo todavía corazón de dragón
fuego y agua en mis entrañas
aunque no guardo cristales en mis palabras
ni piedras en mis manos...
De tiza mis recuerdos en las paredes
y un mestizaje de mil pueblos en mi sangre
que hacen que haya una niña pintando las calles
que reniega de la ausencia y busca en la placenta de la luna...
Hay un pájaro en mi sueño que cose las heridas
y me reinvento como las olas del mar
y no busco consuelo en los desiertos de mis horas perdidas...

Era de día o de noche
no recuerdo el ritmo del misterio
sólo sé que perdí mi sombra
perdí los ojos y la boca, el olfato y mi vientre
me perdí entera en mi yo combatiente
y perdí un fuego en mis entrañas que me hacía diluirme.
Soy un animal
y me equivoco a medias
y me salvo de mis contrariedades
qué suerte ser de aguas movedizas
y no rendirme.

Es tarde para volver al cuerpo que era isla...
Arde la hoguera de una lucha cuerpo a cuerpo.