Siempre buscamos lo salvaje
indomable sangre de deseo
un lugar secreto e inabarcable
la ceniza del misterio...
Siempre queremos más de eso
de ese somnífero, tibieza de la piel
contra piel templada, un arrullo
el arrollo húmedo de agonías, antojos
y no podemos parar,
deliramos voluntades maniáticas.
Es el amor que no se detiene
que llega y lo calma todo, lo deshiela
y una esperanza abre la boca
como si el Universo hubiera conspirado
y una sed se hubiera saciado.
Así tiemblo, enamorada
como un huracán en mi vientre
lunática y enajenada
como si separarme más de tres metros
me llenara de inseguridades
y no puedo dejar de pensarte
como si hubieras abierto las puertas de la Tierra
y un trastorno sembrara mi cabeza...
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