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Maldita, disfrazada
de cenizas, la palabra del hombre
siempre en la encrucijada
vestida para la ocasión.

Su palabra es su historia
antes y en su muerte
sólo es limpia en la inocencia del amor.

Clara sin el miedo
cangrenada en la intolerancia
furtiva en la traición.

Cada noche se arrepiente
y al alba, renace vendida en las esquinas.

La palabra blanca persigue el arco iris
pero son sueños de una mesa de póker
donde la mercancía es el alma ajena...

La palabra teñida
la devoran los buitres en la guerra
y es la guerra,
la única palabra que entiende la bestia.

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