Mis ojos de mujer
no detuvieron tu instinto animal
incluso florecieron tus huesos
y tu pesadilla se volvió marea saciada.
Fui tu fiel compañera en cada derrota
y nunca volví a temblar como cuando te conocí
porque cada parte tuya se convirtió en asedio diario
y no tuve oportunidad de hacerme más nunca invisible...
Hoy no quedan restos de mi muerte
mi cuerpo no se siente impotente
y no me quedan ganas de salir a buscar el Sol
vivo libre en tus ganas de hambre y ofrenda
vivo cada día como si fuera el último
hambrienta y descalza, sin sombras que me acechen...
Qué guarda la piedra
ResponderEliminaren una tarde imperfecta:
Mis ojos de mujer...
Enlazando los primeros versos de los ultimos tres poemas se establece la continuidad del sentimiento que te lleva... a saber dónde te lleva... cruzando los elementos con tus versos.
Un saludo
Graciasssssssss Anónimo!
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