domingo, 20 de enero de 2013


Asilvestrada donde vindican los espejos
donde un pájaro de musgos recompone el vuelo
un árbol de ópalos de fuego incendia viejas fotografías
y el perfume de las lilas enajena los días.
Yace el caudal de un mar en tus ojos
los que un día fueron cosecha
y hoy redimen mi espera en el imperio de tu decreto.

En la levedad de este bosque de sueños
al sur, donde anidan los misterios de las posibilidades,
arranco todo el miedo a ser despojada de tu serenidad
me visto de quien fragua todo su porvenir al azar de tu conquista
reclamo mi deuda de tus cenizas
por si un día, amanece, aquí, al sur de mi corazón cautivo
de ti, de tu pasividad, mientras divagan las gaviotas entre orillas y distancia...

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