Me regalaste el sur
-sin el olvido de la violeta-
y hasta hoy nunca te has ido de mi costilla
mejor el cielo, vencida, contigo
las nubes de espumas de magia
y volar a tu lado hacia Creta.
Cerraste la puerta a las preguntas infértiles
y abriste a besos el jardín del paraíso perdido
sucedió lo imposible en los recuerdos del ayer...
No quedan silencios anónimos
se esfumaron los interrogantes
y ya nunca sé si es de noche.
Y en el aire escribo este oficio de retenerte
como si fuera el mismo jardín secuestrado por la Vía Láctea
y si me faltaras prometo buscarte entre las estrellas.
...
Qué bien escribes, amiga.
ResponderEliminarMe encantan todas tus imágenes y la delicadeza con la que empleas el lenguaje. Las palabras en ti son de cristal.
Un beso
Ana