sábado, 5 de noviembre de 2011

Circe

Esa noche, se parará el reloj de tu peregrinar...


-Protesta el aire porque no puede poseerme
y le silba al sol en la cuajada, crisol de la orquídea,
se hace el rumor, trepando, el frenesí en Eea.-

Pero yo me pregunto
si puedes decirme a qué hora vienes a buscarme
porque mis huesos son una ensenada
la bahía de una desanimada existencia.
Necesito que llegues pronto
y que me habites en las madrugadas de duraznos
que se esfume esta manía de perseguirte entre vocales
con el libre albedrío del perfume de las tormentas
y la actitud para la excusa de un sibilino,
de los caprichos de mi cuerpo.

Mientras tú no vuelvas,
ebria hasta el amanecer
como una gata sin domesticar y el celo de Venus,
esperaré, para ofrecerte la copa perpetua, la de Vida...


...

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