jueves, 24 de noviembre de 2011

Con toda mi energía me sumerjo en la memoria
de la vieja costumbre, irresistible, de soñar
arriesgando a mi amante oscuridad
contra mi amante y vehemente signo de luz
como la mordedura de una mantis religiosa
después de un sexo de aspecto placentero
más miserable que la verdad de la muerte esperada.
Fascinada por la aparición de tu rostro
que nunca esperé encontrar, hay un nuevo sueño
una mordedura, una garra, un coxis ancestral
para acorralarte, un deseo de sauces
una escisión en una laguna laberíntica
entre tus brazos, en la rueda kármica.




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